sábado, 2 de marzo de 2013

El papado católico


¿Es el papa el “sucesor de san Pedro”?

EN 2002, el papa Juan Pablo II escribió una carta a la diócesis de Limburgo (Alemania) en la que anulaba la decisión que el obispo había tomado con relación a los centros de consulta sobre el aborto. Inició su directriz declarando que, “según la voluntad de Jesucristo”, él era el responsable del “bien de todas las iglesias locales” y de “su unidad”. Así, amparándose en su autoridad como “sucesor de san Pedro”, invalidó la decisión del obispo.

En la entrada “Papa”, la Enciclopedia Católica dice: “Pedro [...] fue constituido por Cristo el Señor como príncipe de todos los Apóstoles”. Y agrega que “fue por institución del mismo Cristo [...] que el Bienaventurado Pedro tiene sucesión perpetua en su primado sobre la Iglesia universal”, y que el “obispo de Roma [...], en virtud [de] su posición como sucesor de san Pedro, es el supremo pastor de toda la Iglesia”.

Estas afirmaciones son muy categóricas. Pero ¿ha examinado usted personalmente su validez? Analicemos las siguientes cuestiones: ¿Confirma la Biblia que Pedro fuera el primer papa? ¿Qué indica la historia sobre el origen del papado? ¿Demuestran la conducta y las enseñanzas de los pontífices que sean sucesores de Pedro?

¿Fue Pedro el primer papa?

Para probar que Pedro es el fundamento de la Iglesia verdadera, la fe católica se ha remitido desde antiguo a la declaración de Jesús que leemos en Mateo 16:18: “Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” (Biblia de Jerusalén Latinoamericana). De hecho, estas palabras aparecen inscritas en latín en la base de la cúpula de la basílica de San Pedro, en Roma.

Agustín de Hipona, reverenciado Padre de la Iglesia, sostuvo en un tiempo que la congregación se edificó sobre Pedro. Sin embargo, hacia el fin de sus días cambió de opinión y señaló en su obra Las Retractaciones (libro I, 21) que la piedra sobre la que se edifica la Iglesia, o congregación cristiana, no es Pedro. De hecho, mencionó lo siguiente acerca del apóstol: “Porque no se le dijo: Tú eres la piedra, sino eres Pedro”. Luego, Agustín añadió: “La piedra era Cristo” (Obras completas de San Agustín, tomo XL, página 724).

No puede negarse que Pedro ocupa un lugar destacado en los Evangelios. Jesús lo eligió a él y a otros dos apóstoles —Juan y Santiago— para que lo acompañaran en momentos especiales (Marcos 5:37, 38; 9:2; 14:33). Además, le confió “las llaves del reino de los cielos”, las cuales Pedro utilizó para abrir las puertas del Reino, primero a los judíos y prosélitos, luego a los samaritanos y finalmente a los gentiles (Mateo 16:19; Hechos 2:5, 41; 8:14-17; 10:45). Acorde con su personalidad extrovertida, a veces fue el portavoz de los apóstoles (Hechos 1:15; 2:14). Ahora bien, ¿lo convierten estos hechos en cabeza de la congregación primitiva?

Pablo escribió que a Pedro se le había confiado “un apostolado a los circuncisos” (Gálatas 2:8). Sin embargo, el contexto muestra que su comentario no se refería a la dirección de la Iglesia, sino al papel que Pedro desempeñaba en la predicación a los judíos.

Aunque a Pedro se le confiaron grandes responsabilidades, en ninguna página de la Biblia leemos que él afirmara ser el cabeza de la congregación y que, por tanto, pudiera decidir por el conjunto de discípulos. En su primera carta se llamó a sí mismo apóstol y anciano, nada más (1 Pedro 1:1; 5:1).

¿Qué indica la historia sobre el origen del papado?

¿Cómo y cuándo surgió el papado? La idea de que un hombre se alzara por encima de sus hermanos en la fe comenzó a surgir mientras los apóstoles aún vivían. ¿Qué opinaron ellos de ese afán de superioridad?

Pedro mismo pidió a quienes dirigían la congregación que no anduvieran “enseñoreándose de los que son la herencia de Dios”, sino que se revistieran de “humildad mental” (1 Pedro 5:1-5). Por otro lado, Pablo advirtió que del seno de la congregación se levantarían hombres que hablarían “cosas aviesas para arrastrar a los discípulos tras de sí” (Hechos 20:30). Y a finales del siglo primero, el apóstol Juan escribió una carta en la que denunció con firmeza a un discípulo llamado Diótrefes. ¿Por qué? Entre otras razones, porque a este individuo le gustaba “tener el primer lugar” en la congregación (3 Juan 9). Amonestaciones de este tipo frenaron por algún tiempo las pretensiones de hombres ambiciosos (2 Tesalonicenses 2:3-8).

Tras la muerte del último apóstol, algunos individuos lucharon por alcanzar mayor prominencia. La obra The Cambridge History of Christianity señala que “probablemente no existió un único y ‘monárquico’ obispo en Roma sino hasta mediados del siglo segundo”. Ya en el siglo tercero, el obispo de Roma se había autoproclamado la máxima autoridad de la Iglesia, por lo menos en algunas regiones. Con el fin de probar la afirmación de que el obispo de Roma ostenta la autoridad suprema, suele aportarse una lista de sucesores de Pedro.

Sin embargo, esta lista no prueba gran cosa. Para empezar, varios de sus nombres no pueden confirmarse. Y lo que es más importante, falla en su misma base. ¿Por qué decimos esto? Porque aun si Pedro hubiese predicado en Roma, como apuntan algunas fuentes seglares de los siglos primero y segundo, nada demuestra que fuera el cabeza de la congregación.

Un detalle significativo es que, en su epístola a los Romanos, el apóstol Pablo incluyó una larga lista de cristianos de esa congregación, pero no mencionó a Pedro (Romanos 16:1-23). Si Pedro hubiera sido el cabeza de la Iglesia, sería impensable que Pablo lo hubiera omitido.

Tengamos en cuenta también que para el tiempo en que Pedro escribió su primera carta inspirada, Pablo envió la segunda a Timoteo. En esta última se menciona la ciudad de Roma, pero no se dice nada de Pedro. En realidad, Pablo escribió seis epístolas desde Roma, y en ninguna nombró a Pedro.

Unos treinta años después, el apóstol Juan escribió tres cartas y el libro de Revelación, o Apocalipsis. En ninguno de sus escritos dijo que la congregación de Roma fuera la más prominente ni que hubiera un caudillo de la Iglesia que ostentara el cargo supremo de supuesto sucesor de Pedro. Ni la Biblia ni la historia respaldan la afirmación de que Pedro se proclamara primer obispo de la congregación de Roma.

¿Demuestran la conducta y las enseñanzas de los pontífices que sean sucesores de Pedro?

Todos esperaríamos, con razón, que alguien que alegara ser “sucesor de san Pedro” y “vicario de Cristo” siguiera el modelo y los preceptos de Pedro y de Cristo. Pensemos: ¿aceptó el apóstol un trato especial de parte de sus hermanos? No. Más bien, rechazó cualquier acto de veneración hacia su persona (Hechos 10:25, 26). ¿Y qué decir de Jesús? Él dejó claro que había venido a servir a los demás, no a que le sirvieran (Mateo 20:28). Por otro lado, ¿qué fama se han labrado los papas? ¿Rechazan la prominencia y los títulos altisonantes, así como la ostentación de riqueza y poder?

Tanto Pedro como Cristo fueron hombres moralmente rectos que fomentaron la paz. Comparemos su modelo con lo que el Diccionario enciclopédico de los papas y del papado dice sobre León X: “Su enredo en negociaciones políticas, guiadas a menudo por intereses nepotistas, y su exorbitante entrega a los placeres mundanos hicieron que León descuidara sus urgentes tareas espirituales”. En la obra Historia de la Iglesia Católica, Karl Amon, sacerdote católico y profesor de Historia Eclesiástica, señala que informes rigurosos sobre el papa Alejandro VI permiten ver “una chocante falta de conciencia”, así como “abuso del oficio”, “simonía e inmoralidad”.

En cuanto a las enseñanzas papales, ¿se asemejan a lo que predicaron Pedro y Cristo? El apóstol no creía, por ejemplo, que todas las personas buenas fueran al cielo. De hecho, refiriéndose al buen rey David, aseguró: “No ascendió a los cielos” (Hechos 2:34). Tampoco aprobó el bautismo de infantes; más bien, enseñó que el creyente debía tener conciencia de la seriedad de ese paso (1 Pedro 3:21).

Jesús mandó a sus discípulos que no trataran de ser superiores entre sí. Les dijo: “Si alguien quiere ser el primero, tiene que ser el último de todos y ministro de todos” (Marcos 9:35). Poco antes de morir, les ordenó sin rodeos: “No sean llamados Rabí, porque uno solo es su maestro, mientras que todos ustedes son hermanos. Además, no llamen padre de ustedes a nadie sobre la tierra, porque uno solo es su Padre, el Celestial. Tampoco sean llamados ‘caudillos’, porque su Caudillo es uno, el Cristo” (Mateo 23:1, 8-10). ¿Cree usted que los papas han obedecido lo que Pedro y Cristo enseñaron?

Se afirma que la cadena de la sucesión papal sigue ininterrumpida aun cuando algún papa no viva según los preceptos cristianos. ¿Le parece lógico eso? Jesús declaró: “Todo árbol bueno produce fruto excelente, pero todo árbol podrido produce fruto inservible; un árbol bueno no puede dar fruto inservible, ni puede un árbol podrido producir fruto excelente”. Basándose en los hechos, ¿cree usted que Pedro o Cristo aprobarían los frutos que los papas han producido a lo largo de la historia? (Mateo 7:17, 18, 21-23.)

[Notas]

La conversación de Jesús con Pedro se centró en la identidad de Cristo y sus funciones, no en el papel que tendría el apóstol (Mateo 16:13-17). Pedro mismo declaró más adelante que Jesús era la piedra sobre la que se cimentaba la congregación (1 Pedro 2:4-8). El apóstol Pablo confirmó que Jesús, y no Pedro, era “la piedra angular de fundamento” de la congregación cristiana (Efesios 2:20).

Tanto Jesús como los apóstoles advirtieron de que la congregación cristiana caería en manos de hombres que enseñarían doctrinas apóstatas (Mateo 13:24-30, 36-43; 2 Timoteo 4:3; 2 Pedro 2:1; 1 Juan 2:18). Aquellas advertencias se cumplieron cuando la Iglesia del siglo segundo comenzó a adoptar costumbres paganas y a mezclar las doctrinas bíblicas con filosofías griegas.

[Ilustraciones de la página 25]

¿Muestran los hechos que los papas han seguido el modelo de Pedro?

 

martes, 13 de marzo de 2012

E L    H  I  M  N  O    C  O  T  I  D  I  A  N  O
                                                                  

                                                                            Gabriela  Mistral
                                 
                                                       
                                               En este nuevo día
                                  que me concedes, ¡oh Señor!,
                                  dame mi parte de alegría
                                  y  haz que consiga ser mejor.

                                  Dame Tú  el don de la salud,
                                  la fe, el ardor, la intrepidez,
                                  séquito de la juventud;
                                  y la cosecha de verdad,
                                  la reflexión, la sensatez,
séquito de la ancianidad.

Dichoso yo si, al fin del día,
un odio menos llevo en mí;
si una luz más mis pasos guía
y si un error más yo extinguí.

Y si por la rudeza mía
nadie sus lágrimas vertió,
y si alguien tuvo la alegría
que mi ternura le ofreció.

Que cada tumbo en el sendero
me vaya haciendo conocer
cada pedrusco traicionero
que mi ojo ruin no supo ver.

domingo, 22 de enero de 2012

COMO OBTENER UN BUEN VENDEDOR

COMO OBTENER UN BUEN VENDEDOR
“Lo que todos andamos buscando es el hombre ya hecho y competente; el hombre ya formado por alguna otra persona. Únicamente cuando nos demos plenamente cuenta de que nuestra obligación, lo mismo que nuestra oportunidad, radica en colaborar sistemáticamente al adiestramiento y preparación de este hombre competente, en lugar de ir a la caza de alguien que ya haya sido preparado por otro, será cuando habremos emprendido el camino de nuestra eficiencia nacional.” (Frederick Winslow Taylor).
Como es sabido, más del 80% de todas las ventas es hecho por menos del 10% de todos los vendedores. Estos son los grandes vendedores y los que hacen las grandes empresas.
Entonces, ¿ por qué no conseguir uno de ellos? Porque ,lamentablemente, eso no es tan fácil. Los grandes vendedores no crecen en los árboles. Aunque así fuera, tendríamos que esperar mucho tiempo. Porque un roble, por ejemplo, tarda 40 años en desarrollarse, y por lo menos la mitad de ese tiempo es lo que demora en crecer un gran vendedor. Es decir, si usted lo ha sembrado bien desde el principio.
La diferencia entre el crecimiento del árbol más alto del bosque y el de uno de los centenares de arbustos más pequeños depende de a dónde van a dar sus raíces. Las raíces de un gran vendedor van mucho más profundo, mucho más allá que el solo conocimiento de los productos, o de cómo responder objeciones, o cómo conseguir entrevistas.
Un buen amigo nuestro, que además es un gran vendedor, nos comentaba que posiblemente ha llegado el momento de dar a nuestros jóvenes el estímulo para aprender a trabajar en una sociedad donde no siempre es fácil conseguir trabajo. L a fórmula que él sugiere es muy sencilla:
Primero encuentre un muchacho que haya terminado la escuela secundaria,pero que no tenga aspiraciones de estudios profesionales universitarios, su hijo o su nieto, o su vecino o alguien recomendado por algún amigo suyo.
Luego aclárele cualquier falso concepto que é pueda tener acerca de “esperar algo por nada.” Asegúrese de que sabe saludar y tener buenos modales; de que es capaz de sonreir y decir “sí señor” y “no señor”, y dar las gracias, y decir “en qué puedo servirle.”
Después anímelo y déle la oportunidad de vender un producto de casa en casda o repartir un periódico, avisos volantes o una revista o correspondencia a domicilio. Algo en que pueda comenzar ganándose unos pesos cada vez que haga una venta o realice un pequeño encargo o trabajo.
Usted puede sugerirle cortar el césped del vecino, o algún trabajo de jardinería con pala y pico, o limpiar las canales de la casa, o tratar de prestar otro servicio en que pueda obtener una paga con tal de que quede bien hecho.
Enséñele cómo hacer el trabajo mejor que su compañero. Cómo colocar la revista o lo que tenga que entregar, dentro de la puerta o e l buzón , en vez de afuera donde pueda mojarse con la lluvia. Cómo podar los árboles o arbustos cuando corte el césped.
Recuérdele por qué hay que cumplir las promesas, por qué hay que dser puntual, y cómo usar sus talentos para ayudar a otros a usar los suyos. Déjele saborear la emoción de obtener una ganancia por un trabajo honrado . Haga que aprecie el espíritu de sana competencia, el pesar de perder un cliente cuando otro hace mejor el trabajo, y permítale buscar una segunda oportunidad.
Por qué hacer estas cosas? Porque aunque algunas personas son lo suficientemente afortunadas como para nacer con el deseo de trabajar y con la motivación para superarse y sobresalir en lo que emprendan, a otras hay que mostrarles el camino. Y , si usted se lo muestra, quién sabe lo que puede ocurrir. Puede ser que un dia , en algún sitio, cuando su jovencito esté listo para enfrentar el mundo, alguien le pregunte si no le gustaría ser un vendedor.
Entonces él no va a preguntar: “ ¿Qué es un vendedor?” , porque probablemente ya lo es, y aún puede seguir creciendo hasta ser un “gran Vendedor”. Seguramente ya está en camino de serlo. Y en todo esto qué puede haber de malo?

lunes, 16 de enero de 2012

Elogio de la decencia por André Maurois

No Humille a Otro Ser Humano. - ¿Qué es la decencia? Una clase de honestidad que lo obliga a uno a tomar en cuenta aquello que corresponde a su edad, situación y responsabilidades. Cuando mi madre decía: "Eso no se hace", sus hijos sabíamos que esta clase de resolución era irrevocable. Por ejemplo, no era decente que una mujer rica hiciera ostentación de sus joyas y pieles, mientras otras en el mismo vecindario eran pobres; no era decente celebrar una gran comida en tiempos de catátrofe local o nacional.
No es decente humillar a otro ser humano, cualesquiera que sea su nacionalidad, credo o color. Un patrón tiene el derecho y aun el deber de dar órdenes; un oficial tiene que hace cumplir la disciplina; pero no tienen derecho de herir los sentimientos de aquellos que están bajo su mando. Por el contrario, es deber de quien está en una alta posición no dar a los otros la impresión de que están separados de él por una distancia demasiado grande. La decencia en un jefe no significa familiaridad, sino respeto hacia todos los seres humaos.
Todo esto es evidente, y los hombres lo han sabido desde que son civilizados. Pero hemos vivido en tiempos en que ciertos partidos políticos, comoel fascismo y el nazismo, expresaron su desprecio por toda decencia común. Los hombres fueron humillados, torturados, y se les negó toda igualdad y aun la piedad. Al comienzo la falta de decencia fue manifestada con abyectos insultos, más tarde con golpes salvajes. Luégo vinieron los campos de concentración y las cámaras de gas...
Debemos recordar que una vez que los hombres toman ese camino, no pueden detenerse. Si comenzamos a hablar rudamente, pronto actuaremos rudamente también; si actuamos rudamente, pronto nos convertiremos en criminales. La civilización, la civilización que nos acostumbramos a disfrutar, es apenas una débil corteza en la cima de un volván. En el siglo XVIII pareció que las torturas habían desaparecido para siempre. Y sin embrago, florecieron en este siglo XX como nunca antes.
Todos los principios de la decencia han sido puestos en duda otra vez. La decencia más elemental es retada por líderes enloquecidos. Nuevas naciones firman tratados con la firme intención de no cumplirlos. Los fanáticos hacen una regla del derechoa mentir y engañar, si ello es interés de su partido. Discursos inicuos son aplaudidos en la misma asamblea de las Naciones Unidas. Si muchos entran por ese camino, éste llevará no sólo a la ruina de la civilización sino al fin de la humanidad.
Por lo tanto rcordemos que cada uno de nosotros tiene su parte de responsabilidad . Hay palabras que nunca deben usarse y cosas que nunca deben hacerse en una sociedad civilizada. Nos corresponde a todos el mantener la decencia.

jueves, 12 de enero de 2012

EL MILESIMO HOMBRE por Rudyard Kipling

EL MILESIMO HOMBRE
Por Rudyard  Kipling 
(Traducción de Guillermo Valencia)
                                                                                                                                                                        “Un hombre entre mil –dijo Salomón-
                              nos defenderá mejor que un hermano”.
                              Buscarlo veinte años no es esfuerzo vano
                              Si al fin conseguimos tener su adhesión.

                              Novecientos noventa y nueve testigos
                              Verán en nosotros lo que el mundo ve,
                              pero el Hombre Mil ama a sus amigos
                              aunque todo un pueblo les niegue su fe.

                              No son tus presentes ni son tus proezas
                              Los que han de moverle a ir a tu hogar.
                              Novecientos noventa y nueve nos han de juzgar
                              Según nuestra gloria o nuestras riquezas.

                              Por él –¡oh hijo mío! –si le has encontrado,
                              puedes entregarte tranquilo a la mar   
                              porque el Hombre Mil habrá de saltar
                              y hundirse contigo  si no te ha salvado.

                              Si tomares su bolsa, no le molestará;
                              si le ofreces la tuya no la querrá admitir,
                              y al apuntar el día le verás acudir
                              y con frases de afecto contigo charlará.

                              Novecientos noventa y nueve amigos en los goces
                              por el oro y la plata venderte han decidido,
                              pero tu Hombre Mil a los que ha escogido
                              no los ofrendará a estos dioses feroces.

                              Sus derechos son tuyos y tus faltas las suyas,
                              tu voz será su voz y su techo tu casa,
                              que su juicio sea cierto o su razón escasa,
                              sostenle -¡oh hijo mío! – y nunca le rehúyas.

                              Novecientos noventa y nueve que a tu lado hoy ves
                              te rinden servidumbre que a la desgracia cede,
                              pero tu Hombre Mil contigo retrocede
                              hasta el pie de la horca y acaso hasta después.
                   

martes, 10 de enero de 2012

“IF....” (“SI”...)
Rudyard Kipling.

(Traducción de Aquilino Villegas)

Si puedes estar firme cuando tiemblen de miedo
todos y te señalen con vengativo dedo;
si cuando todos duden de ti tu dices : “ Puedo
confiar en mi y dejarles en su pobre opinión”;
si puedes esperar sin cansar la esperanza;
si contra la calumnia no opones la venganza;
si sabes ser odiado sin odiar;
si en balanza calculas tus miradas
de tu palabra al son.

Y si puedes soñar, sin vivir de tu sueño;
si haces de tu pensar un esclavo y no un dueño;
si al triunfo y al desastre con semblante risueño
a pesar de impostores los sabes dominar;
si, frío, puedes ver la verdad de tu boca
urdida en redes para la muchedumbre loca,
y el barco de tu vida roto contra la roca
con el mellado escoplo volver a comenzar.

Si sabes arriesgar tu fortuna a montones
al azar misterioso de los pares y nones,
y comenzar a de nuevo a acumular doblones,
y de tu desventura no murmurar después;
y si forzar pudieres tu corazón, tu anhelo,
tus nervios moribundos a servirte con celo;
¡Adelante! aunque todo se arrastre por el suelo,
salvo el “Querer” que grita para ti: “Vamos pues!”

Si la plebe no manda tu corazón erguido;
si el temor de los reyes no te roba el sentido;
si amigos y enemigos no te encuentran rendido;
si das la mano al pobre, sin besarle jamás;
si puedes llenar cada minuto inaplazable
con sesenta segundos de un vigor implacable;
la tierra será tuya y cuanto en ella es dable,
y lo que es más .¡ Un Hombre!, hijo mío serás.

lunes, 9 de mayo de 2011

Capacidad de Dios para ver y oír

“SI DIOS ESTÁ EN EL CIELO, ¿COMO PUEDE VERNOS, Y OIR NUESTRAS ORACIONES?”

Las Santas Escrituras (Biblia) nos animan a orar a Dios con fe. Luego todo lo que nos ayude a aumentar la confianza en que Jehová (nombre del Dios verdadero según la Biblia) nos puede oír y responder nuestras oraciones será útil para persistir en la oración. (1 Pedro 3:12; Santiago 1:5,6)

Jesús enseñó a dirigir nuestras peticiones a su Padre en los cielos. (Mateo 6:9), El Rey Salomón al dedicar el templo que había construido en Jerusalén, dijo en oración: “Pero ¿verdaderamente morará Dios sobre la tierra? ¡Mira! Los cielos, si, el cielo de los cielos, ellos mismos no pueden contenerte, ¡cuánto menos, pues, esta casa que yo he edificado!” De modo que la morada de Dios no está en la Tierra sino en el cielo como confirma el profeta Isaías en el cap. 66, vers. 1: “Esto es lo que ha dicho Jehová: “Los cielos son mi trono, y la tierra es el escabel de mis pies. ¿Dónde, pues, está la casa que ustedes pueden edificar para mi, y dónde, pues, está el lugar que me es lugar de descanso?”.

La consideración de los cielos físicos nos puede dar idea de la distancia que hay de la tierra a los cielos donde mora Jehová. La mayor distancia alcanzada por el hombre ha sido el viaje a la Luna con un recorrido algo superior a 300.000 kilómetros. Los costos, los riesgos y los esfuerzos tecnológicos que este viaje representó, superaron las más aventuradas fantasías. Esta hazaña permitió llevar a tres hombres a un lugar desde el cual la luz tarda un segundo en llegar a la Tierra. Para efectos de comparación se puede mencionar que la luz que nos llega del Sol ha hecho su travesía en ocho minutos, y una señal luminosa tardaría más de cinco horas en salir del sistema solar.

Más allá de la esfera de influencia del Sol, las distancias se hacen tan impresionantes que es preciso medirlas en unidades tan grandes como el año-luz, (distancia que recorre la luz en un año a la velocidad de 300.000 kmts. por segundo), equivalente a 9´460.800.000.000 Kmts. (Nueve billones cuatrocientos sesenta mil ochocientos millones de Kmts.). La imagen visual proveniente de la estrella más cercana ha empleado cuatro años-luz en llegar a nuestro planeta; y el centro de la galaxia, que no se alcanza a ver ni con los más poderosos telescopios se encuentra a 32.000 años-luz (302.745.600.000.000.000. = Trescientos dos mil setecientos cuarenta y cinco billones, seiscientos mil millones de kmts.). Nuestra galaxia, la Vía Láctea, es un gigantesco disco abultado hacia el centro que comprende un conglomerado de 200.000 millones de estrellas semejantes al Sol, dentro de un diámetro de 100.000 años-luz (946.080.000.000.000.000 = Novecientos cuarenta y seis mil ochenta billones de Kmts.). Más allá, a distancias enormemente mayores ,
hay otros miles de millones de agrupaciones estelares, galaxias y estructuras de naturaleza desconocida.

Salvando, en números redondos, mil millones de kilómetros en una hora, la luz tarda exactamente mil siglos en cruzar nuestra galaxia de punta a punta. Y resulta que nuestra Galaxia no es más que uno de los miles de millones de sistemas estelares iguales a él, ¡una parte de la Metagalaxia!

La historia humana no había conocido un salto tan colosal en la ampliación de los horizontes como el del descubrimiento de la Metagalaxia. La luz de las remotas galaxias tarda en llegar hasta nosotros miles de millones de años. Durante la existencias de la humanidad en la Tierra, esa luz no ha podido recorrer más que el último trayecto del camino: en todo caso, menos del 0.1 por ciento; los otros 99.9 por ciento del camino fueron recorridos por la luz ue vemos ahora antes de la aparición de la humanidad en la Tierra. Cómo son esas galaxias en la actualidad es cosa que ni siquiera sabrán los descendientes nuestros que vivan dentro de mil años. Para ello habrá que esperar más: posiblemente millones de veces más.

Por lo tanto, las nociones cosmológicas, desarrolladas por Einstein, Fridman, Lemaitre y otros eminente sabios no hay que referirlas al sistema estelar, sino al sistema de los sistemas estelares: la Metagalaxia. Mas aquí también surge un pero. Si en otros tiempos se pensaba que el Universo se reducía prácticamente al Sistema Solar, y después, al universo estelar (la Galaxia), difícilmente merecerá la pena repetir una vez más el ingenuo extravío y pensar que el universo se reduce a la Metagalaxia o a un sistema de metagalaxias

.La luz de la galaxia de Andrómeda, la más cercana a la Tierra, demora dos millones de años-luz para llegar hasta nuestro planeta.

Basten estos ejemplos para considerar la inmensidad del Universo físico, mucho más allá del cual están los cielos espirituales morada de Dios.

Entonces, ¿cómo puede Dios vernos y oírnos desde tan inconmensurable distancia? En el Salmo 94: 9 leemos: “Aquel que plantó el oído, ¿no puede oír? O Aquel que formó el ojo, ¿no puede mirar?” Y en Proverbios 20:12 se dice: ”El oído que oye y el ojo que ve…Jehová mismo los ha hecho aun a ambos.” Si seguimos el consejo de Romanos 1:19, 20, una rápida consideración de estos maravillosos sentidos humanos y de los medios que el hombre ha ideado para aumentar su alcance o su capacidad de ver y oír nos ayudará a entender la forma como alguien de potencia mucho mayor que la del hombre puede hacerlo.

El ojo humano opera sobre los mismos principios que la cámara fotográfica que es la única máquina modelada precisamente sobre un órgano de los sentidos, El ojo, sin embargo, toma dos fotos simultáneas, una en blanco y negro, y otra en colores. Las células en la retina, llamadas bastoncillos, registran solamente blanco y negro.; son tan sensibles que pueden ver una luz débil como de 100 billonésimas de watio. Otras células de la retina, los conos, son sensibles al color y abundan más en la fóvea, el lugar donde cae la imagen cunado enfoca el ojo. Y del punto ciego desprovisto de bastoncillos y de conos, es de donde sale el nervio óptico de la retina, llevando sus fotografías al cerebro para revelarlas.

Y hace unas décadas ¿cuál era la cámara fotográfica más rápida del mundo? Una cámara que podía tomar desde 250.000 a 20.300.000 fotografías por segundo y que había sido diseñada para satisfacer los requisitos especiales de los científicos que estudian los lásers, plasmas, choques y fenómenos de las detonaciones (Introducida por Beckman & Whitley, Inc. de San Carlos, California, EE.UU.). La cámara era como 2-1/2 veces más rápida que cualquiera otra de espejos giratorios; la exposición se tomaba apenas 50 billonésimas de segundo. Su óptica había sido diseñada de manera que no hubiera tiempo “ciego” entre las vistas.

Y, ¿en cuanto al oído? Muchos animales tienen un oído más agudo que el de los humanos. Por ejemplo, los perros pueden oír la alta frecuencia de un silbido ultrasónico, pero la gente no puede oírla. Los científicos de la
Universidad Cornell han dicho que posiblemente las aves pueden oír sonidos a distancias mucho mayores que las que se había pensado, tal vez a cientos de kilómetros. Los experimentos han demostrado que las palomas mensajeras pueden oír el infrasonido, que son ondas sonoras de frecuencia demasiado baja para ser audibles al hombre, pero que pueden viajar miles de kilómetros por la atmósfera. Se ha pensado que tal vez estos sonidos ayudan a las aves a emigrar, al facilitarles identificar rasgos de la superficie como las olas que rompen sobre los bordes de las playas, o los vientos que
silban por las cimas de las montañas.

En cuanto a los inventos hechos por el hombre para aumentar su poder de visión o audición o comunicación a distancia, pensemos no mas en el radio, la TV, la comunicación por satélite, el Radar, la telefonía celular, etc., todo ello en permanente perfeccionamiento y expansión.

Pensemos, por ejemplo, en las fibras ópticas, finísimas fibras flexibles de vidrio. Hoy existen lámparas decorativas hechas con estas fibras. Pero las fibras ópticas tienen aplicaciones mucho más importantes en el terreno de las comunicaciones. Es una técnica que comenzó a desarrollarse hace unas décadas llamada a revolucionar las comunicaciones. Ingenieros optoelectrónicos de Philips desarrollaron esta técnica lo suficiente como para establecer un sistema de transmisión hasta una distancia de 28 kmts. Cada fibra de 0.1 mm. de diámetro era capaz de transportar 1.920 conversaciones telefónicas. Esta capacidad puede dedicarse igualmente a la transmisión de señales de datos, telegrafía, videotelefonía o televisión. Su sistema de portadora por cable coaxial, tenía una supercapacidad de 10.800 canales y hacía posible transmitir simultáneamente un vasto número de señales de radiotelefonía y televisión, sin congestión alguna del respectivo tráfico, inclusive en los períodos de máximo uso.

Un computador del sistema de tiempo real (UNIVAC 494) podía procesar el equivalente de un novela en un segundo, o una enciclopedia en un minuto (v.gr. 18 tomos de 500 páginas c/u. = 9.000 páginas).

La NASA (National Aeronautics and Space Administration) tenía cerca de 100 computadores de estos, que usó en el desarrollo del proyecto APOLO para las labores de prelanzamiento, lanzamiento, colocación en órbita y reentrada de los hombres que fueron a la Luna, ya que enormes cantidades de datos tenían que ser analizados. Todos esos datos iban desde cualquier sitio del espacio donde se encontraba la cápsula por medio de la más cercana de las 14 estaciones terrestres y tres naves de rastreo, hasta el computador situado en el Centro de control de Comunicaciones (Goddard Space Flight Center de C.). La información era entonces transmitida a otro computador situado en el Centro de Control de la misión en Houston. Y el computador decidía quién debía tener qué información y con qué prioridad. Luégo, instrucciones
(nuevamente basadas en prioridades que el computador determinaba), se enviaban a los astronautas o a las partes apropiadas de la cápsula.

El satélite astronómico infrarrojo IRAS, que debía ser lanzado en 1.981 en una órbita polar de 900 kilómetros, era el primer satélite científico destinado a realizar un inventario detallado de las fuentes de luz infrarroja en el espacio. El computador de a bordo, procesaría unos 500 millones de bits de información al dia.

¡ Qué complejos sistemas ideados y realizados por el hombre para el procesamiento de información a grandes velocidades en espacios mínimos de tiempo! Pero la mente de Jehová es infinitamente más poderosa para atender todos los asuntos y detalles del funcionamiento de su vasto universo y estar pendiente del comportamiento de los seres humanos.” ¡Oh la profundidad de las riquezas y de la sabiduría y del conocimiento de Dios! ¡Cuán inescrutables son sus juicios e ininvestigables sus caminos!” (Romanos 11:33).

Por eso el Salmo 11:4 nos reitera: ”Jehová está en su santo templo. Jehová…en los cielos está su trono. Sus propios ojos contemplan, sus propios ojos radiantes examinan a los hijos de los hombres.”

Y si leemos Proverbios 15:3 vemos que insiste en esa capacidad de Jehová para mirar en todo lugar, en toda dirección, como ahora posiblemente podemos entender mejor.

También, por lo que hemos visto, podemos comprender que para Dios no es ningún problema atender simultáneamente las oraciones de las personas que se dirigen a El con humildad y respeto.

Insistiendo en la capacidad de Jehová para ver cosas distantes u ocultas, podemos mencionar lo que el imperfecto y limitado hombre ha hecho al respecto. Por medio de microscopios puede descubrir y examinar bacterias y microbios no observables a simple vista. Y por medio de potentes telescopios observa y explora grandes distancias siderales. También puede observar y explorar el interior del cuerpo humano por medio de los rayos X, el escáner y otros modernos métodos que permiten diagnósticos acertados.

Veamos algunos ejemplos. El Radar Meteorológico Numérico WXR-150 ofrece alcance de 210 millas naúticas, contorno cíclico con alcance lejano, capacidad excelente de delineación del terreno, retención de presentación y nuestra “Identificación Meteorológica” exclusiva –que despeja la pantalla de toda precipitación ligera y obstáculos terrestres por 10 segundos, revelando solamente los “puntos duros” contorneados de la tempestad. El indicador de 15.9 cms. Por 10.1 cms., unidad receptora-transmisora y antena de plato de 30.5 cms. standard pesan solamente 9.49 kg. Y usan menos de 90 vatios de corriente directa de 27.5 voltios.

Y en cuanto a la inspección por rayos X, los equipos Dynafluor X permiten la inspección eficaz y completamente segura de paquetes, bolsos,
maletas e incluso cartas, en oficinas, fábricas y aeropuertos. Tan fácil de usar como una copiadora de oficina, es capaz de revisar 400 bultos por hora. Piezas robadas o peligrosas pueden ser descubiertas rápidamente. Siendo la radiación tan baja que ni siquiera puede estropear películas fotográficas.

¿Qué dificultad habrá, entonces, para Jehová en observarlo todo y escudriñar hasta nuestros deseos e intenciones, como dice Hebreos 4:13: “Y no hay creación que no esté manifiesta a la vista de él, sino que todas las cosas están desnudas y abiertamente expuestas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta.” ?

Pero, ¿no está Jehová muy lejos de nosotros para oírnos desde los altos cielos? En Deuteronomio 4:7 dice: “Porque ¿qué gran nación hay que tenga dioses cercanos a ella de la manera como lo está Jehová nuestro Dios en todo nuestro invocarlo?” Además el discípulo Santiago en su carta dice: “Acérquense a Dios, y él se acercará a ustedes.” (Cap.4 vers. 8). Por eso al invocarlo podemos acercarnos con confianza a El, ya que el Salmo 145: 18,19 dice: ”Jehová está cerca de todos los que lo invocan, de todos los que lo invocan en apego a la verdad. Ejecutará el deseo de los que le temen, y oirá su clamor por ayuda, y los salvará.”

Entonces, ¿de quiénes se puede valer Jehová para que le lleven las oraciones de sus siervos o para captarlas y responderlas? Ante todo tiene su propia energía o espíritu santo, que puede actuar en cualquier parte. Veamos qué ha logrado el hombre. Por medio de las ondas hertzianas transmite sonidos, imágenes en negro y en colores, que luego son captados por aparatos receptores, radios aparatos de T.V., computadores y teléfonos celulares. De modo imple sabemos que la comunicación requiere un agente emisor, un mensaje, un medio portador del mensaje o transmisor y un receptor. También nos valemos de mensajeros humanos, empresas de mensajería o correos. Similarmente, Dios puede con su espíritu santo que es energía captar nuestras voces, pensamientos y sentimientos más íntimos, o sea oraciones verbales o mentales.

Para tener una idea de lo que puede hacer Dios en este sentido con su energía o fuerza activa, de la que él es la fuente, podemos tener en cuenta lo que el hombre puede hacer aprovechando la energía solar. Esta se está utilizando, por ejemplo, para recargar las baterías de cuarenta boyas con las que se estaba realizando un estudio del mar en el OcéanoÍndico. Los datos recogidos eran transmitidos automáticamente cada cien minutos desde las boyas al satélite Nimbus-Six.

Y en cuanto a la incapacidad del hombre para crear energía, valga el ejemplo de lo que se conoce como cono de la luz de la teoría de la relatividad. La masa inerte de un cuerpo, al acercarse a él, aumenta ilimitadamente, y para impulsar aunque no sea más que un electrón hasta la velocidad de la luz, se ha de gastar una energía infinita. De los experimentos en este sentido, se hablará en otra ocasión.

En la carta del apóstol Pablo a los cristianos Hebreos en cap. 1:14 dice refiriéndose a los ángeles:”¿No son todos ellos espíritus para servicio público enviados para servir a favor de los que van a heredar la salvación?” De modo que los ángeles pueden tomar, como quien dice, y presentar a Dios las oraciones de sus siervos como incienso. En una visión el Apóstol Juan vio lo que describe en el libro de Apocalípsis o Revelación 8:3,4: “Y llegó otro ángel y se puso de pie junto al altar, teniendo una vasija de oro para el incienso; y se le dio una gran cantidad de incienso para que lo ofreciera con las oraciones de todos los santos sobre el altar de oro que estaba delante del trono. Y el
humo del incienso ascendió de la mano del ángel con las oraciones de los santos delante de Dios.” Y en otra visión, el mismo Apóstol aclara: “…y el incienso significa las oraciones de los santos.” (Apocalípsis 5:8). Esto está en armonía con lo que expresa David en el Salmo141:2: “Que mi oración esté preparada como incienso delante de ti.”

Y en cuanto a valerse de ellos para responder las oraciones o peticiones de favor de sus siervos, hay que tener en cuenta que en armonía con los propósitos del Señor Dios, sus hijos celestiales llevan una vida muy activa. Pueden lograr mucho más de lo que podemos lograr nosotros que somos criaturas humanas. Ellos son sobrehumanos. No podemos medir el poder de ellos. Según la historia bíblica, por espíritu santo se les ha capacitado para hacer cosas que la Ciencia no puede explicar. El cielo no es un lugar de ociosidad, como algunos se imaginan, donde sus habitantes están como recostados indolentemente, como con los pies colgando sobre una nube de lento movimiento. No. ¡La persona más activa de toda la esfera de la existencia, la fuente central de toda energía dinámica, está allí! (Isaías 40:26). Su espíritu santo como fuerza activa se difunde por todos los cielos invisibles. La actividad de los que habitan esa región celestial y sirven a Jehová tiene que exceder por mucho a toda la actividad que se está efectuando por toda nuestra tierra hoy. En el servicio del Soberano universal, Jehová Dios, hay que abarcar distancias inconcebiblemente mayores que las que es posible abarcar en nuestra Tierra o de aquí a la Luna. Aunque innumerables son las cosas que hay que hacer en el universo, Dios por medio de sus ángeles da atención a nuestro planeta comparativamente diminuto.

Los querubines, por ejemplo, deben volar a gran velocidad cuando Dios los envía en mandados, ya que en la región de los espíritus hay que cubrir tremendas distancias en un corto espacio de tiempo. Como ellos están sujetos a Dios, se habla de ellos como si El se sentara sobre ellos. De ahí que en respuesta a una solicitud de ayuda que se hizo a Dios, en el salmo 18:10 se dice que El “vino cabalgando sobre un querubín, y vino volando, y vino a vuelo rápido sobre las alas de un espíritu.”

De modo que Dios, por medio de sus ángeles, puede venir en forma inmediata en auxilio de sus siervos. En las Escrituras hay muchos ejemplos:

1) Cuando Ezequías, rey de Judá, pidió auxilio a Jehová en un momento de crisis nacional (Isaías 37:36).
2) Cuando tres jóvenes hebreos fueron echados en un horno ardiente (Daniel 3; 24-28).
3) Al ser echado Daniel en el foso de los leones (Daniel 6: 22).
4) Al pedir auxilio Daniel a Dios (Daniel 9: 21-23).
5) Jesús pidiendo ayuda a su padre antes de sufrir la prueba final y el sacrificio en el madero de tormento (Lucas 22: 40-43).

Pero, si se encuentra alguien recluido en alguna mazmorra o calabozo, o en grave peligro como en el fondo del mar, ¿podrá su oración ser obstaculizada para que no llegue ante Dios?

El simple hombre ha hecho inventos para comunicarse sin barreras, por ejemplo con un radio de transistores que capta estaciones aun dentro de una cueva, o por medio de teléfonos celulares dentro de espacios cerrados.

De ahí que en el libro del profeta Jeremías encontramos: ”¿O puede cualquier hombre estar ocultado en escondrijos y yo mismo no verlo?”, es la expresión de Jehová. “¿No lleno realmente yo mismo los cielos y la tierra? –es la expresión de Jehová.

En la Biblia encontramos el caso del profeta Jonás que oró angustiado a Jehová desde el vientre de un pez que se lo había tragado y Dios oyó y respondió su oración, y Jonás fue arrojado vivo a la playa (Jonás 2:1,2,7,10).

En conclusión: Podemos confiar en que Dios si puede ver y oír a los humanos que clamen a él, y puede responder sus oraciones rápidamente. Esto explicado, posiblemente ahora puede animarnos mejor la petición de David en el salmo 27:7 “Oye, oh Jehová, cuando llamo con mi voz, y muéstrame favor y respóndeme.” Y en el Salmo 34, cuando él mismo se vio en una situación angustiosa expresó con confianza, aun sin tener los datos científicos que aquí hemos analizado: “Los ojos de Jehová están hacia los justos, y sus oídos están hacia su clamor por ayuda…Clamaron, y Jehová mismo oyó, y de todas sus angustias los libró. Jehová está cerca de los que están quebrantados de corazón, y salva a los que están aplastados en espíritu.” (Salmo 34:l5,l7,18). Y en cuanto a la respuesta de Dios en los versículos 4 y 6 del mismo Salmo expresó: “Inquirí de Jehová, y él me contestó, y de todos mis sustos él me libró. Este afligido llamó, y Jehová mismo oyó, y de todas sus angustias El lo salvó.”